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Una Semana en La Frontera

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Una Semana en La Frontera

Laura Rodriguez es abogada en Pechman Law Group. En junio, Pechman Law Group patrocinó su viaje a Texas para ser voluntaria con el Dilley Pro Bono Project.  Laura dio asistencia legal y apoyó a familias inmigrantes detenidas que buscan asilo en los Estados Unidos. A continuación, ella comparte algunas de sus experiencias y observaciones.

A fines de junio, yo viajé a Dilley, Texas para proveer servicios legales a mujeres y niños detenidos en el Dilley Family Residencial Center, el centro de detención familiar más grande de los Estados Unidos ubicado a una hora al norte de la frontera entre los Estados Unidos y México.  Junto con un grupo de Fordham Law School, me ofrecí como voluntaria con el Dilley Pro Bono Project.  El Dilley Pro Bono Project proporciona servicios legales gratis a los que están detenidos en Dilley.  Todos llegaron allí después de estar recluidos por días o semanas en varios centros de detención fronterizos. Las condiciones en Dilley son parecidos a los de una prisión federal, pero estar allí es preferible a estar en los centros de detención fronterizos cuales recientemente han sido objeto de escrutinio público, debate y acción legal.

Pasé una semana reuniéndome con mujeres detenidas y con sus hijos (algunos fueron separados de otros miembros de la familia en la frontera).  Casi todos son del “triángulo norte” de Centro América: Honduras, Guatemala y El Salvador. Todos buscaban asilo.  Al hablar de la decisión de migrar a los Estados Unidos, describen desesperación, miedo y violencia como el abuso físico y sexual, el control de pandillas, disturbios políticos, drogas, amenazas de muerte y asesinato.  

Una de las mujeres que conocí había llegado de Guatemala con su hijo de seis años.  El padre del niño, de quien la mujer se había divorciado, quería enseñarlo al niño como ser narcotraficante.  Dijo que lo lograría y que se llevaría al niño por las buenas o por las malas.  Él y su familia son narcotraficantes conocidos y empezaron a acecharla a la mujer, esperándola afuera de su casa y trabajo, haciéndole acuerdo de la promesa que hizo el padre del niño.  Unas cuantas semanas antes de que escaparan, una compañera de trabajo de la mujer fue violado a punta de cuchillo por socios del padre del niño.  Durante el ataque dijeron, “esto es lo que pasa a las que no aceden.”  Esto se entendió como una señal de que su seguridad, y la vida de su hijo, estaban en peligro.  Ella sollozó silenciosamente mientras hablamos, siempre pensando en lo que podría suceder si no llegaba a calificar para el asilo.  A menudo, su niño se sentaba al lado de ella pintando.  Un niño tranquilo, no nos interrumpía, pero su rostro se oscurecía al oír hablar de su padre y en esos momentos dejaba de pintar para abrazar y consolar a su madre.  

A lo largo de la semana ayudé a prepararlas a las mujeres detenidas, y a veces a sus hijos, para entrevistas con los oficiales de asilo.  Basado en las respuestas dadas durante la entrevista, el oficial de asilo decide si se ha demostrado un temor creíble de persecución en su país de origen.  Las personas que no muestran un temor creible serán deportadas.  Fue difícil preparar para las entrevistas. En un caso, tuve que enseñarle a una niña de siete años el significado de la palabra terrorista porque los oficiales de asilo a menudo preguntan a los entrevistados si son terroristas. Muchas de las mujeres detenidas tenían miedo hablar y compartir sus traumas con personas extrañas. Otras no querían hablar delante de sus hijos, pero tampoco quería dejarlos solos, especialmente después de las experiencias que sufrieron al cruzar la frontera. Una de las mujeres con quien hablé estaba con su niño que sufre de epilepsia.  La patrulla fronteriza botó la medicina del niño cuando llegaron a los Estados Unidos, a pesar de que estaba claramente etiquetada y llevaban una nota médica con información sobre el remedio.  Ella pudo convencerlo a un agente que le devuelva un poco de la medicina, pero cuando los conocí, no quedaba nada.  Los médicos en el centro de detención dijeron que su hijo no necesitaba tratamiento hasta tener una convulsión.  El neurólogo que lo trató en México dijo que necesitaba tratamiento preventivo diario.  Se había terminado el medicamento que trajeron y sus solicitudes de recetas habían sido negadas. La mamá del niño tenia miedo dejarlo solo, miedosa de lo que podría pasar si le quitaba los ojos de encima.  Otra mujer mantuvo a su hijo a su lado porque ella ya lo había perdido una vez, cuando fue secuestrado por la MS-13 mientras jugaba al fútbol en la calle. Después de dos semanas se secuestro el niño encontró manera de escaparse y luego huyó del país con su madre.  En Dilley, recibieron la noticia que la MS-13 todavía buscaba al niño y dijeron que lo matarían a el y a su mamá a primera vista si regresaban a Honduras.

Afortunadamente, todas con quien trabajé obtuvieron determinaciones positivas en sus entrevistas de temor creíble y fueron liberados de detención para continuar sus solicitudes de asilo viviendo en los Estados Unidos. De hecho, la mayoría de las personas representadas por el Dilley Pro Bono Project reciben resultados en las entrevistas de temor creible.  Hasta enero del 2018, menos de 1% de los clientes representados por el Dilley Pro Bono Project recibieron decisiones negativas.

Aproximadamente 150 mujeres, y sus hijos, recibieron ayuda preparando para entrevistas durante la semana que yo pasé en Dilley.  Desde ese tiempo, el gobierno de los Estados Unidos ha presentado varios cambios que lo hace mucho más difícil seguir ofreciendo estos servicios legales a los solicitantes de asilo.  El presidente introdujo una nueva directiva que, si se promulga, disminuye la cantidad de tiempo que los detenidos tienen para preparar y hablar con un abogado antes de sus entrevistas de temor creíble.  Además, el recientemente introducido programa “Remain in México” y los Acuerdos de Tercer País Seguro tal vez lo hace imposible que personas buscando asilo obtengan asesoramiento legal.

Nunca olvidaré a las mujeres ni los niños valientes que conocí y estoy agradecida de haber tenido la oportunidad de ayudar de alguna manera.  También estoy agradecida a Pechman Law Group por apoyar este esfuerzo pro bono y permitirme pasar una semana en Texas con el Dilley Pro Bono Project.  Para obtener más información sobre el Dilley Pro Bono Project, o si desea dar una donación, visite aquí.

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